Ángel de mármol

Ángel de mármol
De un pétalo enroscado
Se desprende un aroma


En el silencio comenzó a sentir que su cuerpo se sumergía en aguas transparentes.
Peces de colores seguían su rumbo sin detenerse.
Las figuras acuáticas tomaron formas reconocibles, imaginadas, añoradas.
La transformación le permitía estar cada vez más liviana, hasta notar que su cuerpo soltaba las capas tan adheridas a su piel, tan frágiles caían en movimientos ondulantes en aguas azules.
Comenzó a imitar el vaivén de los peces.
Al principio dolía y continuó hasta hacerse una en el instante imitado
Subía y bajaba hasta llegar al fondo en donde el musgo se bamboleaba entre sus piernas.
No reaccionó rápidamente
Giro suave y logró entender que el musgo era musgo con sus derechos, derecho que lo entendió al desprenderse sin emitir sonido.
Logró elevarse y respirar la brisa ligera, el vuelo de la gaviota le permitió desplazarse hasta la orilla y sentir la suavidad de una arenisca blanca, la lluvia de ayer quedó en el charco esta mañana con la luna reflejada aún plateada.


Ángel de mármol
La brisa trajo hasta la piel
Un pétalo rojo
Se posó en sus manos
Y se deslizó al mar



Bibi Varela Gibb (Córdoba- Argentina)

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