Es el mismo camino...

Es el mismo camino, la misma hora y sin embargo este día todo se ve distinto.
El invierno pone menos luces al asfalto, el frío oculta las pieles, achica los ojos y se ven menos los dientes con las sonrisas.
Hoy llueve, las calles brillan y las farolas empañadas por las gotas reflejan sus naranjas. Pero no todo luce igual, las veredas se alternan entre lo resbaladizo y lo accidentado, se hace difícil el equilibrio con el paraguas en la mano. Hasta las paredes opacan con la humedad sus colores.
Los perros que me acompañan por las mañanas hoy no aparecen, solo un par de ellos, guarecidos en un zaguán duermen sobre cartones.
El camino me acerca al río y el olor a pescado invade el aire. El viento se acrecienta, la lluvia remolinea y empapa las ropas, golpea contra mis anteojos y el vapor de mi aliento los empaña. Contengo el aire para recuperar algo de visión.
Los arbustos de la vereda de enfrente se recuestan hacia el este y sus hojas rumorean con la ventisca. La acacia de la esquina mueve los racimos de semillas, lo único que cuelga en ella por estos días.
El agua de la ciudad baja hacia esta zona y se dificulta cruzar la calle, corre con fuerza arrastrando todo lo que halló a su paso, bolsas, ramas, diarios...
Las gotas de lluvia hacen globitos, tendremos agua todo el día.
Llego a destino, toco el timbre y ¡no hay luz!

julio con lluvia,
desolada la calle
mi sombra y yo




Mirta Gili (San Nicolás - Argentina)

AUNQUE EL SOL DE ESTA TARDE

Aunque el sol de esta tarde de primeros de junio casi roza ya el poniente, hace calor y se nota en el aire cargado del olor que desprenden las jaras repletas de flores blancas. Si se mira con atención se puede ver como sus esencias se volatilizan a pocos centímetros de las hojas, distorsionando ligeramente el paisaje del fondo.
Camino por una escorrentía hasta lo alto de una loma y respiro profundamente con algo de dolor en los pulmones por el esfuerzo de la subida. Me detengo y olvido el pinchazo del pecho al ver el paisaje serrano de dehesas verdes salpicadas de fresnos y encinas.
Escucho…. escucho como en el valle los sonidos cambian al ritmo de la luz del sol:
Pájaros…. mugidos de terneros hambrientos… cencerros de vacas que se aproximan a los mugidos… un tren que divide a su paso en dos el campo llenándolo de estruendo…. y de nuevo pájaros suplantando con su silencio el ruido de la jauría humana…

Crece el silencio.
En lo hondo del bosque
un picapinos


El sol casi roza el perfil de la montaña y algunas nubes bajas reflejan sus rayos de atardecer ocultándole a ratitos y dejando el cielo matizado de rojos y violetas.
Me encaramo a un berrocal en cuyas grietas musgosas han germinado algunas jaras y me admiro de la capacidad para sobrevivir de estas plantitas que hunden sus raíces en un terreno tan inhóspito.
La piel de mis brazos se eriza al sentir una ligera brisa del norte y agradezco el frescor que proviene de las cumbres en las que aún quedan neveros.

Nubes del Norte.
En los pétalos de las jaras
oscureciendo


Vuelvo sobre mis pasos, camino en silencio intentando pasar desapercibida en este espacio sagrado en el que me siento una intrusa.

Anochece.
Por entre las jaras el canto
de otros pájaros




Mercedes Pérez (Villalba - Madrid)

a veces...

A veces el camino hacia lo grande, lo trascendente, sirve para hacerte ver que ayer llovió y hoy está todo más verde ; comprobar que ya no te molestan las voces de los niños en el patio cercano; sentir más próximos a los amigos en tu caminar, aunque al final del paseo, sentado en las piedras, eres consciente de que todo te está indicando que...

ya es hora
de iniciar tu colección
de las mil grullas


Santiago Larreta Irisarri

EL SUELO, SITIO COMÚN

Ya plagado de gente, ayer tarde, el lugar me resultó extraño, inquietante. Intuía a las personas, que apenas se dejaban ver. A pesar del calor, casi en todos los puestos había un pequeño fuego encendido, quiero creer que por cuestión de luz y cocina, que no de temperatura.

anochecer.
falta el brillo de luna
entre adoquines

Hoy bien temprano, la luz del sol entra por estas ventanas que en toda Latinoamérica se empeñan en no cerrar del todo, y ya en la calle la extrema luminosidad me introduce de lleno en la vida, me siento como del lugar.
Subiendo peldaño a peldaño, la plaza aparece como si un telón se descubriera al revés, de arriba abajo. Todo es blanco. Todas las paredes son escrupulosamente blancas. Las de las casas, las tiendas y las iglesias. Más escalones, y arriba, a las puertas de lo que viene a ser una catedral, algo me llama poderosamente la atención. Es un chamán. Tiene todo el suelo a su alrededor plagado de hojas y ramas. Y nuevamente un fuego que despide un humo denso y oscuro. Me lo habían avisado,”eso no es para turistas. Lo auténtico y lo comercial conviven en Chichi, si quieres disfrutar, aprende a distinguirlo al vuelo”. Me voy directo al humo, esperando oler algo maravilloso. Ni laurel, ni olivo ni nada, no identifico aquellas ramas que además huelen a eso, a nada de nada. Solo humo, un humo gris plomo que contrasta con tanta blancura. Malmirado me voy y comienzo a caminar dispuesto a disfrutar de uno de los mercados más afamados del mundo.

el sol subiendo,
y sobre el empedrado
queman mis pies

Ahora sí, los puestos para turistas se hacen evidentes. Me llaman amigo, vuelvo a ser uno más. Pinturas, muñecos, bolsos… y de repente, veo antes que huelo un gran puesto de ajís. Hay apilados algunos verdes, pero, desordenados, montones de muy diversos tamaños cubren la gama que va del amarillo al rojo pasando por cualquier tipo de naranja imaginable. Sí, el butano también. Cuesta alejarse de ese aroma.

Más puestos para turistas y apenas a quince metros, un tablero lleno de especias. ¡Qué extraño! Ahora es al revés, llego por el olor pero me cautiva finalmente cada uno de los colores de los montoncitos. Es el querer conocer cómo es cada grano, cada molienda, lo que me deja un rato levemente inclinado sobre el puesto… lo siento auténtico. Aquí la abuela desdentada ni me ha mirado. Me trata como a turista y como turista le respondo: ante su molesto malestar, me molesto yo; quisiera fotografiarla con avidez de visitante japonés. Sigo caminando y voy dándole a la cabeza ¿y qué debiera haber pensado la indígena de un tipo pálido, serpenteando por las calles del mercado de Chichicastenango, mochilero en bermudas y con la polaroid lista para disparar?

lavan verduras.
el agua sucia corre
junto al bordillo



Elías (Albacete)

Un punto de partida

Algo para comenzar.
Desde otras experiencias.

¿Que es un haibun?

Definiciones de haibun

Yama

Buscando el camino. 1ª parte (Gijón-Albacete)



¡Clac! La puerta quedó cerrada a mi espalda. No fue un sonido brusco, bien está decir que tampoco pasó desapercibido. Un clac cuyo eco aún persevera en mi cabeza. En la calle el viento del este disipa las nubes desenmascarando al sol, que brilla como un rostro sorprendido por un beso deseado.
Junto al portal una terraza con mesas y sillas rojas, repleta de charlas que se mezclan unas con otras bramando en mis oídos como si fuese una ola. Un taxi se detiene en doble fila y mi reflejo se aleja del portal hasta desaparecer tras el ruido de otra puerta al cerrarse.
Atravieso la estación de trenes, en el andén, aún solitario, una colilla pisoteada. Observo a uno y otro lado y la mirada sigue las vías que me llevan veinte años atrás… el calor del acero fundido, el sudor en la espalda y en el pecho que termina recogido en la cintura del pantalón, las partículas de grafito que, como seres brillantes, deambulan entre los rayos de luz… En el andén dos colillas, una todavía no ha sido pisada.

Ya en el vagón
mi sombra desaparece,
asientos libres


Y avanza el tren, y avanzo yo… una vieja ruta, un nuevo camino. Se interna el convoy entre la verde espesura, al igual que lo haría un machete en una frondosa selva… Asturias…atrás queda el sabor de la sal en los labios, el gorjeo de los tordos que de rama en rama recorren las pomaradas, los ecos del centenario Molinón que aún gritan el último gol…las fronterizas montañas… Cierro los ojos, respiro hondo…pero el aroma de la hierba no se aprecia tras un cristal. Vuelvo a mirar… la meseta, dorada, cruza veloz de un lado al otro de la ventanilla.

Una cigüeña,
su sombra en el reloj
sin manecillas


Tic-tac, tic-tac…se hace pequeña la vieja iglesia que un día decidió renunciar al transcurrir del tiempo. Un corto traqueteo al cruzar el puente de acero que se eleva sobre el rio. La fuerza del agua arrastra una rama ya sin savia, sólo la luz del sol se resiste a la corriente. Más allá, siempre hay algo más allá, un pozo abandonado, su boca tapiada…Un artilugio mecánico recorre el campo, a su paso, el agua reverdece lo allí plantado. Cambia la luz, nunca es la misma, y el cielo se desparrama sobre un infinito campo de girasoles. Se hace de noche, una voz anuncia la proximidad de Albacete, el tren reduce su marcha hasta detenerse. He llegado.

Lejos de casa
alzo la vista,
la luna sigue ahí


alberasan (Gijón)

De vuelta... (primer haibun)

Todo un primer paso, el primer haibun con un (primer haibun).

De vuelta...


Alguien pasó
por el mismo camino:
huellas recientes.


Vuelvo a mi casa. Cuando era joven vine a la ciudad, aun así, uno siempre recuerda su vieja casa y su infancia. Recuerdo cuando jugaba con mis amigos, recuerdo cuando los pájaros cantaban todos los días al amanecer. Ahora no escucho los pájaros, escucho los automóviles. Antes escuchaba a mis hermanos, a mis padres y el fuego de la estufa, la estufa de cáscara. Ahora no escucho a nadie. Nadie habla conmigo a pesar de que una multitud vive cerca de mí, vive junto a mí…Las personas en la ciudad no hablan, las personas en la ciudad no escuchan el canto de los pájaros, las personas en la ciudad, algunas veces, no son personas.

En el rincón
oxidados los tubos
entre la cáscara.


Vuelvo a mi casa. Quiero escuchar, de nuevo, los pájaros y el fuego. Quiero escuchar a los habitantes hablar conmigo sobre el tiempo y también sobre la ciudad. Ellos me preguntarán sobre la vida en la ciudad. Vuelvo a mi casa para buscar mi infancia. Nunca se debe olvidar el canto de los pájaros o el sonido del fuego. Vuelvo a mi pequeño pueblo. Nada cambió, nada cambiará…

Tarde de invierno –
tiritando un anciano
cruza la calle.




Antonio (Albacete)

Para empezar.

Porque este blog:

Un grupo de participantes del Curso-Encuentro de Albacete 09 acordó buscar la forma de estimular y desarrollar este genero literario al que le vemos posibilidades en el ámbito hispano-parlante teniendo en cuenta la tradición narrativa en corto de esta comunidad; sumado al creciente interés por el haiku.

Comentamos el atractivo que tiene el haibun sobre los lectores no iniciados en el haiku, como forma de acercamiento a la estética japonesa.

Sabemos de la existencia en los foros de haiku de espacios reservados para el haibun.

Pensamos que la independencia no nos haría daño sino que por el contrario le daría un espaldarazo para interrelacionarnos. Con enlaces directos a obras contenidas en los foros y otros blogs. Otro camino de entrada.

Así como la gaceta HELAS une y difunde. Este blog, por otro camino y desde objetivos específicos también propone una fórmula aglutinadora.

Nos interesan especialmente los comentarios de los lectores, no necesariamente escritores. Por lo que elegimos, para empezar, este sencillo blog como modo de acercamiento. El tiempo nos pondrá en su sitio.

Como:

En principio existen dos modos de participar, puede enviárnoslo por e-mail aquí todo el texto y los datos que quieras publicar o darnos un enlace para poder verlo en otra parte. Y por supuesto recibimos con gusto todos los comentarios.

Quien puede participar:

Un haijin que le apetezca narrar.

Un narrador aspirante a haijin.

Todo aquel al que, cuyas formas independientes, le resulta insuficiente para expresarse.

Exponer obras es importante pero no es el único objetivo, el intercambio de ideas no se debe quedar atrás. El que quiera solo comentar, criticar, polemizar y/o teorizar sobre el haibun será especialmente bienvenido. Siempre y cuando respete la reglas de cortesía (Netiquette) y evite el spam y la publicidad.

Con que:

Un texto corto que combine la narrativa con la poesía de estética japonesa.

En principio junto a la narración debe aparecer al menos una forma poética que se atenga a la estética japonesa (haiku, senryu, zappai, tanka, etc.)

Los administradores

de momento somos:

Yama

Alberasan